Las ballenas, que en algunas de sus especies viven más de doscientos años, realizan a lo largo de su vida largos viajes migratorios que prueban su resistencia. Se han convertido, por ello, en un símbolo de supervivencia en el camino de la vida. Así, los maoríes de Nueva Zelanda las reconocen como seres sagrados que orientan sus viajes; del mismo modo, en la mitología celta fungen como guías espirituales, ayudando a los héroes en sus exploraciones.
Quiero terminar recordando lo señalado por Adam Zagajewski en Asimetría (2017): “cada poema tiene que hablar/de la totalidad del mundo”. Esta ha sido una clave para reconocer la lírica de más alto calado: la que bucea en el sentido de las cosas, indaga en la profundidad de sus misterios y se adentra, sin miedo, en los enigmas de la existencia. A esta vertiente se adscribe la obra de Joan Manuel Corcino, que —no lo dudo—seguirá deparándonos alegrías tras haber iniciado con este impecable libro su periplo de navegación.
Francisca Noguerol
Universidad de Salamanca